Hasta ese momento, el único vehículo motorizado que había conducido era el coche, pero en las vacaciones del 2011 en Tenerife, la casualidad hizo que acabara pilotando una barca.
Todo empezó, haciendo una excursión a los acantilados de los gigantes, un sitio muy bonito de Tenerife al que recomiendo visitar. Por la mañana "contratamos" una excursión en barco para ver las ballenas en el mar.
Después de un trayecto en el que ya no se veía la orilla, llegamos a la zona donde vimos a las ballenas nadando con total libertad en su hábitat.
Después de esta visita, el barco paró ya más cerca de los acantilados, pero "en mitad de la nada", donde nos pudimos bañar, una experiencia increíble, tirarse al agua y estar rodeado de peces por todos lados.
Tras cumplir el punto 135 de la lista ese mismo día, comimos y teníamos la tarde libre, y recorriendo el puerto nos dijimos, ¿y si alquilamos una barca? nos daba algo de miedo pero nos decidimos. Ninguna de mis amigas se atrevió a llevar la barca, así es que tuve que ser yo. Al rato, acabé cogiéndole el truco, pero he de decir que al principio, saliendo de puerto, me costó lo suyo ...luego en mar abierto, una gozada :).
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